Desde Bernard Tschumi "Espacios y Eventos"

EVOLUCIÓN CONCEPTUAL DE LO ESTÉTICO A LO ARQUITECTÓNICO

Podría uno intentar hacer una contribución al discurso arquitectónico declarando que la arquitectura – su relevancia social e invención formal – no se puede disociar de los eventos que en ella “ocurren”.

Sin embargo, durante los setenta hubo una exacerbación de las preocupaciones estilísticas a expensas de las programáticas y una reducción de la arquitectura desde forma de conocimiento a la arquitectura como Conocimiento de la Forma.

Debe subrayarse que no es accidente que este énfasis en Aspectos Estilísticos corresponde a un fenómeno doblemente mayor por una parte, el creciente rol del promotor en planear grandes edificios, relegando a varios arquitectos a participar meramente de decoradores, y por otro lado, la tendencia de muchos críticos de arquitectura a concentrarse en lecturas superficiales, que generalmente excluyen las problemáticas espaciales o programáticas.

Al inicio de los ochentas las problemáticas programáticas eran consideradas sobras de una doctrina obsoleta del Funcionalismo como mero pretexto para experimentaciones formales y estilísticas. Pocos se atrevieron a explorar la Relación entre la Abstracción del Pensamiento Arquitectónico y la Representación de Eventos.

La diseminación de imágenes arquitectónicas convirtió a la arquitectura en un pasivo objeto de contemplación en vez de en un lugar que confronta Espacio y Acción.

En la Architectural Association, que incentiva la investigación autónoma y los cursos de materias independientes, se propuso una oposición entre las problemáticas políticas y teóricas acerca de la ciudad y la sensibilidad del arte informado por fotografía, arte conceptual, y “performance”. Esta oposición entre un discurso verbal critico y uno Visual sugiere que ambos son complementarios.

La mixtura de géneros y disciplinas en este trabajo fueron bastamente atacados por los académicos establecidos, aun obsesionados con los conceptos de autonomía disciplinaria y auto referencialidad. Al superponer ideas y percepciones, palabras y espacios, estos eventos fueron subrayando la importancia de cierto tipo de relación entre la Abstracción y la narrativa - compleja yuxtaposición entre conceptos abstractos y experiencias inmediatas.

El despliegue de eventos en un contexto literario sugería inevitablemente paralelos para el despliegue de eventos en la arquitectura.

Las organizaciones de espacio convencionales pueden calzar con el más surrealista y absurdo número de actividades. O viceversa: las más intrincadas organizaciones espaciales pueden acomodar la vida domestica. Tal investigación era entender que la relación entre programa y edificio puede llegar a ser altamente simpatética o controvertida y artificial, como exploración acerca de la disyunción entre forma esperada y uso esperado, contexto programático versus topología urbana, topología urbana versus experiencia espacial, experiencia Espacial versus procedimiento.

Si la notación de movimiento se genera de nuestro deseo de mapear el real movimiento de los cuerpos en el espacio, rápidamente se transformó en signos que no referían específicamente a este movimiento sino a la idea de movimiento de cuerpos en el espacio.

La arquitectura se convierte en el discurso de eventos, tanto como en el discurso de espacios - cuando en evento el movimiento y los espacios fueron analíticamente yuxtapuestos en mutua tensión. Dentro de la megalópolis mundial, nuevos programas son insertos en nuevas situaciones urbanas. El proceso ha cerrado el ciclo: comenzó reconstruyendo la ciudad, y hoy explora nuevos códigos de ensamblaje.